La presbicia es la pérdida gradual de la capacidad de los ojos para enfocar objetos cercanos. Es una parte natural y a veces molesta del envejecimiento. Por lo general, la presbicia empieza a notarse entre los 40 y 45 años y continúa empeorando hasta alrededor de los 65 años.
Es posible que te des cuenta de que tienes presbicia cuando comiences a sostener libros y periódicos a un brazo de distancia para poder leerlos. La presbicia puede confirmarse mediante un examen ocular básico. El trastorno puede corregirse con gafas graduadas o lentes de contacto. También podrías considerar una cirugía.
Ante estas situaciones, lo más recomendable es acudir a un óptico profesional para que detecte el grado de presbicia que tiene la persona afectada. Hay que tener en cuenta que no se puede prevenir, ya que es una consecuencia de la edad. No obstante, sí es posible aplicar medidas correctoras que consisten en utilizar un tipo de gafas determinado para así poder ver con nitidez los objetos cercanos.
Los principales tipos de gafas para la vista cansada son:
- gafas monofocales
- gafas bifocales
- gafas progresivas
- gafas ocupacionales
Para poder estar seguros de que la falta de nitidez para ver objetos cercanos se debe a la presbicia, hay que tener en cuenta algunos aspectos relevantes de la vista cansada que se pueden producir diariamente:
- No ser capaz de leer a poca distancia o si hay poca luz porque las letras se mueven, se amontonan o se ven borrosas.
- Colocar los objetos, en especial los que son de lectura, cada vez más lejos para así poder verlos en buenas condiciones y, por tanto, con más claridad.
- Dolor de cabeza y cansancio ocular cuando se lee un libro o se ve un dispositivo móvil sin que haya pasado mucho tiempo desde el inicio de la actividad. En ocasiones estas sensaciones se tienen al final del día, después de acumular horas de sobreesfuerzo de los ojos.
- Tener la necesidad de incrementar el tamaño de la fuente o el brillo si se trata de una Tablet u otro objeto electrónico.
- El cansancio ocular se incrementa según va pasando el día, aunque no haya habido una actividad excesivamente ardua.
- Picor en los ojos, que pueden llegar a presentar incluso irritación, sequedad, escozor y lagrimeo.
Todo ello puede incrementarse cuando una persona está cansada por motivos ajenos a la lectura, lo que empeora la capacidad para poder ver los objetos a corta distancia y obliga a alejarlos, casi instintivamente y sin darse cuenta.
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